domingo, abril 29, 2007

liberen

Liberen a Bob Dylan, a John Sincler, no persigan a Lennon, dejen de molestar a Charly, liberen a James Brown, no persigan a Atalhuapa –mucho menos le golpeen sus manos para que deje de componer (muchachos, se compone con la cabeza, las manos son un instrumento), dejen en paz a los poetas de la zurda (están creando con un método distinto), no hay por qué apresar a un beatle, esta expandiendo su mente. En la tapa de una rolling stone vieja que hay sobre mi escritorio un anuncio de nota dice: “Adopción, la nación bastarda”. Bastarda de todos los días que atosiga a los que no debe. Nadie te pidió que me incluyas en tu sacra familia, lo último que quiero es eso. Nosotros hacemos para que las cosas cambien. Si me preguntan ahora no sé por qué patee la puerta del bar. No lo sé. Ni siquiera me acordaba de haberlo hecho. Me sacaron, eso me dijeron después. ¿Cómo me van a sacar? Me pregunto. ¿Algo habré hecho? No recuerdo. Y si me sacaron injustificadamente justifico mi patada contra toda injusticia digitada. Lamentablemente para muchos, esto que hago, que tiene un poquito de seriedad y una cuota muy alta de sana demencia, es un trabajo. Estoy trabajando, por eso no pago entradas (soy prensa), por eso no debería hacer cola. Por eso puedo entrar y salir en cualquier momento. Es parte de mi trabajo, el que realmente nadie quiere hacer, y de hecho nadie lo hace. Nadie lo hace porque es el peor trabajo, hay que caminar mucho, no te reconocen lo que haces, y tenes que hacerlo. No es que salgo a divertirme, no. Salgo y tengo que llevar grabador, cámara de fotos, papel y lapicera. Y ver qué de todo eso que pasa por delante de mis ojos y conmueve mis sentidos sirve para escribir la nota del día siguiente. Mientras todos se divierten yo estoy viendo que ver. Tengo mis beneficios, sí. Entro y salgo, la gente medio como que me conoce, no me hacen descuentos en lo que consumo (el factor económico es fundamental. Todo lo que consumo sale de mi bolsillo. Es como trabajar con droga, que de hecho el alcohol es una, estas ahí en un lugar provisto para el consumo y no podes mas que consumir. Dicho sea de paso más de una vez he quedado debiendo). De hecho a quién le importa qué consumo, decir que ayer habíame tomado cuatro pastillitas del tío de alguien no hace de fundamento para que me encarcelen. Pero así fue. La verdad no sé por qué me sacaron. Fui al festival benéfico que promocionamos en la cartelera, y al cual anexamos en promoción con una nota, y auspiciando otro (la semana que viene, el domingo. Están todos invitados.). No sé, estaba de reencuentro (de la nada apareció Facu. Creo que solo estaba disfrutando de eso) de un momento a otro, estaban probando un micrófono, dije algunas pavadas, nada por lo que echarme, pero de un momento a otro, una sucesión de imágenes confusas me encuentran con un par de policías hablándome de no sé qué, como que me tenían que llevar, a lo que no me opuse. (Hoy Guillermo me dijo que pateé una puerta antes de que vengan cinco patrulleros). Sacaron todas mis pertenecías, creo que en algún lugar se perdió el dinero que iba a destinar a la fiesta de disfraces a la que asistiría después de trabajar. Me pedían que me siente, nada más lejos de mis intenciones. Y después, y solo después de que viniera Martín a buscarme, y de alguna amenaza de dejarme hasta la noche del otro día, me dejaron ir. Me dejaron ir con la condición de que no vuelva a la gaviota (nada más lejos de mis ganas) y que me calme o algo por el estilo. Fuimos a casa a por unas hamburguesas con papas fritas y hoy desperté con dolores en el cuerpo. No me pegaron, operaron correctamente según su manual, (igual duele). En fin, se llamó desde la redacción y en ningún lugar constaba que me habían detenido y todo el circo que se vivió. ¿A qué responde esto? La verdad que no lo sé. Y estoy medio cansado de preguntarme cosas que al parecer a nadie le importan.

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